" AVENIDA CORRIENTES & SU ENCANTO CULTURAL"
miércoles, 18 de julio de 2012
BIENVENIDO
Gracias por entrar a nuestro blog, la creación del mismo tiene como fin, poder mostrar un circuito Sobre avenida corrientes, donde se puedan poner en valor el patrimonio intangible, histórico y cultural.
jueves, 7 de junio de 2012
LIBRERÍA EDIPO
Se inauguro en 1978. Sus propietarios dieron sus primeros
pasos en el mundo del libro en los puestos de libros de la Plaza Lavalle
(Tribunales)
Edipo es una empresa familiar atendida por sus propios
dueños. La librería se caracteriza por el autoservicio, que permite a los
lectores indagar con total libertad en los estantes colmados de libros y en las
mesas de ofertas, al mismo tiempo aquellos clientes que requieran asesoramiento
sobre su compra disponen de personas bien preparadas y con experiencia para
orientarlos en su búsqueda.
Presenta libros de literatura en general, recomendados,
nuevos y usados.
TEATRO BROADWAY
El Teatro Broadway (originalmente Cine-Teatro Broadway) es
uno de los teatros emblemáticos de la Avenida Corrientes, en Buenos Aires. Es
un edificio representativo de la corriente porteña del art decó, y fue
restaurado en 1999 para alojar en sus pisos superiores al Hotel Broadway Buenos
Aires.
El Cine-Teatro Broadway fue proyectado por el arquitecto
húngaro Jorge Kálnay en 1929 para Augusto Álvarez, empresario cinematográfico
de origen español. Kálnay fue reconocido durante sus primeros años, en los
cuales trabajaba en sociedad con su hermano Andrés, por sus edificios con
influencia de la arquitectura de su país de origen, luego transitó por el art
decó y terminó dentro de la corriente racionalista.
Construido en terrenos de la familia Gourdy por la empresa
alemana Wayss y Freytag, fue inaugurado el 11 de octubre de 1930 por la empresa
A. Alvarez & Cía, en un período del auge del cine en la Argentina, en el
cual los viejos teatros tuvieron que adaptarse a los cambios para realizar
tanto obras teatrales como proyecciones cinematográficas. El film que se estrenó
ese día fue La Tragedia Submarina, del sello 2th. Century Fox. El Broadway
nació como cine-teatro, pero actualmente es solamente teatro, y se especializa
en obras de revista. Hasta 1939, bajo la dirección de Alvarez, el Broadway fue
sala de estreno de los principales sellos norteamericanos, entre ellos la Metro
Goldwin Mayer, 20th. Century Fox,Paramount y Columbia y hasta 1935 de películas
de producción nacional.
El techo de la sala única original era de forma paraboloide,
ayudando a brindar una excelente acústica, sin ecos ni reverberaciones, y
ayudando a una mejor aireación del espacio. Tenía un voladizo de 12 metros
sobre la platea, innovador aire acondicionado central, y capacidad para 2265
personas.
En 1999, el empresario del espectáculo Alejandro Romay de
hizo cargo del Teatro Broadway, realizando una trabajo de modernización
general. Los pisos superiores fueron transformados en un emprendimiento
hotelero llamado "Broadway Hotel & Suites", con 63 departamentos,
4 suites, comedor, sala de convenciones y gimnasio. La remodelación y
restauración de la fachada estuvo a cargo del estudio de arquitectura
Neumann-Kohn. El subsuelo, originalmente ocupado por una panadería industrial,
fue transformado en un nivel de cocheras.
TEATRO COLON
Es uno de los teatros de ópera más importantes del mundo por
su tamaño, acústica1 y trayectoria. Es considerado uno de los cinco mejores
teatros para la ópera por su espectacular acústica.
Comparable a La Scala de Milán, la Wiener Staatsoper, la
Ópera Semper de Dresde, y la Ópera de París, es índice inequívoco de
consagración y cita ineludible de quienes aman la música. El Colón ha sido
desde siempre un teatro venerado por los públicos y por los más grandes
artistas.
A fines del año 2006, el Teatro Colón fue sometido a un
profundo proceso de restauración consertiva y modernización tecnológica, que le
devolvió el brillo original de sus años de esplendor, logrando mantener su
acústica.4 Fue reabierto el lunes 24 de mayo del 2010, como parte de los
festejos del Bicentenario de la Argentina.
El Teatro Colón pertenece a la Ciudad y su creación se debe
a una iniciativa del Intendente Torcuato de Alvear. La idea surgió en 1886 y en
1889 se realizó una licitación pública para su construcción, en la cual triunfó
la propuesta del músico y empresario de ópera italiano residente en Argentina,
Angelo Ferrari (1835-1897), quien acompañó su oferta con un proyecto del
arquitecto e ingeniero italiano Francesco Tamburini (1846-1890). El lugar
original para construir el teatro era una manzana en Avenida Rivadavia y
Avenida Entre Ríos, pero finalmente se destinó al futuro Palacio. Entonces, se compró
la manzana que ocupaba la Estación del Parque del Ferrocarril del Oeste, frente
a la actual Plaza Lavalle.
En 1890 falleció Tamburini, cuando la construcción apenas
llegaba al primer nivel, y se hizo cargo de la continuación su colaborador, el
arquitecto italiano Vittorio (1860-1904), formado en Turín. En 1892 Meano
introdujo cambios notables en el proyecto y continuó dirigiendo la obra, de
lenta ejecución, hasta su asesinato, en 1904. Entonces asumió la dirección su
discípulo belga Jules Dormal (1846-1924), a quien se deben principalmente las
terminaciones interiores de refinada calidad y rica ornamentación.
Los sucesivos arquitectos conciliaron en su diseño estilos
tan disímiles como el ático-griego, que predomina en el exterior, y -en
palabras de Meano- "los caracteres generales del Renacimiento italiano, la
buena distribución y la solidez propias de la arquitectura alemana, y la
gracia, variedad y bizarría de ornamentación asociadas a la arquitectura
francesa", hasta conformar un admirable ejemplar del estilo
"ecléctico" del siglo XIX. Si bien el proyecto original de Tamburini
era claramente Segundo Imperio, muy influido por la Ópera Garnier, Meano lo
cambió notablemente al estilo italianizante, y Dormal le dió toques art
nouveau.
Finalmente, el edificio fue inaugurado el 25 de mayo de 1908
con Aída de Giuseppe Verdi, con Lucia Crestani y Amedeo Bassi después de haber
estado en construcción durante casi veinte años.7 Sin embargo, se siguió
trabajando en detalles y en los interiores hasta después de 1910.
En rigor, el significado urbano del Colón excede el marco de
una sala de espectáculos para figurar, junto con el Palacio del Congreso y la
Casa Rosada, entre los monumentos históricos más representativos de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
El edificio ocupa 8.200 metros cuadrados y la superficie
total es de 58.000 m² en el predio delimitado por las calles Tucumán, Libertad,
el pasaje Arturo Toscanini y la calle Cerrito (Av. 9 de Julio) desde donde se
contempla una excelente perspectiva del teatro.
Con capacidad para 2.487 espectadores sentados (alcanzando
los 4.000 con los puestos de pie) divididos en siete niveles, la sala agota las
posibilidades de la forma de herradura a la italiana - es una de las mayores
del mundo - tiene 32 metros de diámetro, 75 de profundidad y 28 de altura en un
entorno de estilo ecléctico, que combina el neorenacentismo italiano y barroco
francés, el diseño del teatro presenta una rica decoración en dorado y
escarlata.
La cúpula original de Marcel Jambon se dañó con filtraciones
de humedad después de un baile de carnaval en los años 30; y fue vuelta a
pintar en 1966 con motivos musicales por el reconocido artista contemporáneo
Raúl Soldi rodeando a la araña central de 7 metros de diámetro con 700 bombitas
eléctricas.
El escenario tiene 35 metros de profundidad por 34 de ancho
y la boca de escena es una de las más grandes en los teatros con forma de
herradura a la italiana.
Rodean la sala, el gran hall de entrada (Foyer), el Salón
Dorado, el Salón de los Bustos, el Salón Blanco y el Museo que alberga los
trajes utilizados por algunas de las celebridades que pasaron por su escenario.
El Instituto Superior de Arte, la biblioteca, el Centro de
Experimentación Musical y los talleres conforman dependencias extraordinarias
que lo diferencian de otros teatros del mundo debido a que la mayoría de las
puestas en escena, telones, elementos escenográficos, de vestuario y todo lo
necesario para una producción completa se construyen en las mismas dependencias
del teatro. Tanto el instituto como los talleres y los cuerpos estables de
coro, orquesta y ballet son un semillero de talentos que han dado prueba de la
capacidad profesional y artística de sus egresados y empleados.
OBELISCO DE BUENOS AIRES
En la intersección de la Avenida Corrientes y 9 de Juliose
ubica uno de los símbolos más destacados de la argentinidad.... El Obelisco,
que se considera el epicentro de la ciudad y que la preside desde el año 1936;
año en que fue repudiado por considerarlo una construcción sin sentido dentro
del tramado urbanístico
En el solar donde hoy se encuentra el Obelisco estaba
emplazada anteriormente la iglesia dedicada a San Nicolás de Bari, que se
decidió demoler para la construcción de la Avenida 9 de julio. En la torre de
esa iglesia, fue izada oficialmente por primera vez en Buenos Aires, en 1812,
la bandera argentina. Dicha circunstancia se recuerda en una de las
inscripciones del lado norte del Obelisco.
Se decía que el bloque radical de las cámaras presentaría un
proyecto para que en ese lugar se erigiera el monumento a Hipólito Yrigoyen.
Pero, en 1936, el intendente Mariano de Vedia y Mitre, nombrado en la
presidencia de Agustín Pedro Justo, de manera apresurada y en contra de las
opiniones, encarga al arquitecto Alberto Prebisch la construcción de un
obelisco, la cual, sin mucha planificación, se realizó en sesenta días; antes
que los porteños reaccionaran, éste ya estaba construido, la obra comenzó el 20
de marzo de 1936 y fue inaugurada el 23 de mayo de ese año.
Su altura es de 67,5 m, y de estos 63 m son hasta la
iniciación del ápice, que es de 3,5 m por 3,5 m. La punta es roma; mide 40 cm y
culmina en un pararrayos que no logra verse por la altura, cuyos cables corren
por el interior del Obelisco. La base tiene 6,80 m de lado.
Tiene una sola puerta de entrada (en el lado oeste) y en su
cúspide hay cuatro ventanas, con persianas metálicas, a las que sólo se puede
llegar por una escalera recta de 206 escalones con 7 descansos cada 8 m y uno a
6 m.2
Inmediatamente de su construcción, el obelisco se tornó en
centro de las burlas y protestas de los porteños, tres años después de su
inauguración, en junio de 1939 el Concejo Deliberante sancionó la demolición
del Obelisco por Ordenanza Nº 10.251, por 23 votos contra tres, aduciendo razones
económicas, estéticas y de seguridad pública. Pero la ordenanza fue vetada por
el intendente Goyeneche, y no prosperaron otras tentativas por derribarlo.
La estructura del mismo, basada en la estética racionalista,
generó más de una polémica entre los partidarios de la renovación de la ciudad
y los sectores más tradicionalistas. Actualmente ya se lo considera como un
ícono de la ciudad.
El Obelisco es frecuentemente utilizado como punto de
reunión de diversas manifestaciones, las que abarcan también las avenidas 9 de
julio y Corrientes que lo rodean, hecho similar al que ocurre en Plaza de Mayo.
El obelisco fue escenario de numerosas anécdotas y hechos
insólitos. En 1939 alguien colocó en la cima de la estructura una bandera
argentina. Pocos meses después, un joven amenazó con arrojarse al vacío si no
se le conseguía un trabajo. En varias oportunidades se aprovechó la enorme
estructura de distintas maneras: en 1973 se lo decoró como árbol de Navidad. En
1975 se colocó un anillo giratorio en el cuarto inferior de su altura, con las
inscripciones «El silencio es salud» y «Mantenga limpia Buenos Aires».
En 1987 se rodeó al obelisco con una reja para impedir las
inscripciones en sus paredes. En 1998, activistas de Greenpeace violaron el
acceso y desplegaron desde la punta un cartel con la leyenda «Salven el clima».
Ente todas las muchas intervenciones, la más polémica fue
cuando el primero de diciembre de 2005 apareció completamente cubierto por un
condón gigantesco de color rosado, en conmemoración del Día Mundial de la Lucha
contra el SIDA.
El 20 de septiembre de 2007, conmemorando los 150 años de
las relaciones bilaterales entre Argentina y Alemania, el obelisco amaneció
cubierto con una tela de 60 m² con los colores de las banderas de esos países.
Además se ajustó un nuevo sistema complementario de iluminación que fue donado
por la embajada de Alemania y empresas de ese país (Allianz, Osram y Siemens)
que apoyaron la celebración.
TRUST JOYERO RELOJERO
El Trust Joyero Relojero fue una joyería, relojería y casa
de óptica que existió en la ciudad de Buenos Aires.
La historia de esta casa se remonta a 1901, olento en que
abaja a la Argontina Juan Peire (18gduv,kasbygvlobytrou.v485-1929), relojero
nacido en Gibraltar y primo de los hermanos Escasany, catalanes dedicados al
mismo ramo y también establecidos en Buenos Aires. El padre de Peire había sido
un comerciante exitoso por la fabricación de sándwiches de miga, pero una mala
administración había llevado el negocio familiar a la ruina.
En 1911, con ayuda de Manuel Escasany, Juan Peire compró una
muy antigua joyería que existía en la esquina de las calles Carlos Pellegrini y
Corrientes, llamada Marinelli e Hijos. Se transformó en socio gerente junto a
su cuñado Gabriel Nogués. En un primer momento la casa es renombrada Joyería y
Relojería Juan Peire y Cía., pero en 1924 se elige el nombre definitivo El
Trust Joyero Relojero S.A., teniendo en cuenta que en inglés la palabra trust
significa confianza.
El Trust Joyero se dedicó a la venta de diversos productos,
como relojes suizos, cristalería de Bohemia y alhajas de París. Pero quizás su
acierto más notable haya sido la importación de unos relojes despertadores
fabricados en Alemania, que se vendieron masivamente al costo de 95 centavos de
la época. También se transformó en el anunciante de la hora a través de la
radio, antes de que se estableciera la Hora Oficial, por iniciativa del
presidente Marcelo.
En 1925, con el éxito obtenido con este negocio, Peire procede
a demoler la antigua y pequeña joyería para construir en su lugar un gran
edificio para su local con departamentos en los pisos superiores, concebidos
especialmente para funcionar como consultorios médicos. Durante las obras, se
descubre enterrado un cofre de hierro que contenía monedas de oro y plata de
los tiempos coloniales, y que fue donado al Museo Histórico Nacional.
El nuevo edificio contaría en la siguiente década con la
suerte de encontrarse en un punto privilegiado de la ciudad, ya que en 1936 se
ensanchó la calle Corrientes, ese mismo año se construyó el Obelisco y en 1937
se abrió la Avenida 9 de Julio, transformando la esquina de Corrientes y
Pellegrini en una de las más transitadas, visitadas y fotografiadas de Buenos
Aires. La imagen de la cúpula con reloj y el cartel del Trust Joyero se volvió
una clásica postal de la nueva Avenida Corrientes. Además, un campanario daba
la hora cada quince minutos, hasta que una campaña encabezada por el cantante y
vecino de la cuadra Cátulo Castillo impuso su silencio.
El Trust Joyero creció aceleradamente en las siguientes
décadas, abriendo sucursales en otros barrios porteños como Belgrano y Flores,
y en importantes ciudades de las provincias como Rosario y Córdoba; llegando a
totalizar 46 casas de venta. Luego del fallecimiento de Peire y de su socio
Nogués en 1932, su hijo Jorge Juan Peire se hizo cargo de la empresa en 1936.
En la década de 1950 ya el Trust Joyero es una de las
empresas nacionales más importantes, y especialista en su ramo. En la década
siguiente la sociedad se extiende y se crea El Trust Viviendas, una entidad
crediticia que ayuda a conseguir vivienda a las clases humildes. La sigue El
Trust Propiedades, que apunta ya a la clase media urbana. Luego llega El Trust
Turismo, dedicado a la promoción de esta actividad a nivel internacional. A esa
altura, la empresa quedó en manos del nieto del fundador, Juan Manuel Peire.
La casa del Trust Joyero Relojero dejó su clásico local de
Corrientes al 1000, luego de un proceso de decadencia, afectada por los golpes
de la economía argentina que sufrió una severa crisis. Desde 1999 su espacio en
el clásico edificio frente al Obelisco porteño es ocupado por una sede de la
cadena de hamburguesas McDonalds.
TEATRO EL NACIONAL
Casi a cincuenta metros de la Av. 9 de Julio, y en la vereda
de los números pares, están los restos del famoso Teatro El Nacional (destruido
por un incendio el 22 de Julio de 1982 a causa de un atentado realizado por un
grupo nazi) considerado como una de las máximas salas porteñas y en sus últimas
temporadas dedicada al género revisteril.
Un teatro con casi noventa años de vida que inauguró Carolina
Otero (la bella Otero) tiene una historia que excede lo prudente en tiempo por
nombres y éxitos.
Allí, a partir de 1950, se instaló la clásica revista
porteña a la que dio vida Carlos Petit.
En su escenario actuaron entre otros Enrique Muiño, Elías Alippi,
Luis Sandrini, Alberto Vacarezza, Dringue Farías, Adolfo Stray, Nélida Roca,
Zulma Faiad y Nélida Lobato, ídolos para muchos habitantes de la ciudad.
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