El origen del teatro se remonta a 1870, cuando el empresario
Antonio Pestalardo vislumbró que Corrientes, que en esos años aún era una calle
angosta y alejada del centro de Buenos Aires, se animaría con la instalación de
teatros. Su proyecto tuvo muchos inconvenientes, ya que al año siguiente
estalló la epidemia de fiebre amarilla, y para colmo fue cerrado el puerto de
la ciudad, trabando la entrada de materiales que necesitaba la construcción.
Finalmente, Pestalardo logró su objetivo y así nació el “Teatro de la Ópera”,
dedicado en principio al género lírico e inaugurado el 25 de mayo de 1872 con
la ópera Il trovatore. Fue el primero de la ciudad que contó con iluminación a
gas, una excepción para la época.
En 1935 el arquitecto belga Alberto Bourdon concibió el
actual Teatro Ópera, de característica fachada Art Decó (inspirada en el Cine
Le Gran Rex deParís), con capacidad para 2.500 personas, escenario apto para
diversos espectáculos y una pantalla de cine de grandes dimensiones.
En definitiva, el Teatro Ópera es uno de los más importantes
a nivel edilicio en Buenos Aires, y una de las mejores piezas de arquitectura
art decó en la ciudad a pesar de su carácter tardío, ya que hacía el momento de
su construcción, ese estilo ya había dejado de ser vanguardia. Su fachada es
imponente, luciendo un volumen central de líneas curvas con columnas y
numerosas ventanas alargadas, que remata en una torre telescópica totalmente
reconocible que da identidad al edificio. En sus extremos, el frente está
revestido en granito negro, y con simetría axial luce dos franjas revestidas en
trozos de vidrio dibujando patrones semicirculares concéntricos muy
característicos de la decoración art decó. La marquesina es otro elemento de
gran importancia en esta fachada, ya que de noche tres grandes lámparas de garganta
circulares iluminan la vereda y cambian constantemente de color.
En 1997 el teatro se remodeló para albergar a producciones
de musicales especialmente traídas desde EE.UU. e Inglaterra. A partir de estas
remodelaciones se perdió para siempre una de las maravillas del interior de su
sala: el cielorraso que simulaba un cielo estrellado (alusión a las estrellas
de la pantalla) y parte de la ornamentación de los laterales de la sala, una
arquitectura callejera que daba esa misma sensación de libertad nocturna que
tiene la avenida en la que se encuentra. En el Petit Ópera de su subsuelo se
daban pre-estrenos cinematográficos y se realizaban reuniones culturales.
En 1889 el edificio tuvo una remodelación total, financiada
por su nuevo propietario Don Roberto Cano; y Rufino Varela instaló en el nuevo
edificio una usina eléctrica que le permitió autoabastecerse, todo un
privilegio en la Buenos Aires de ese fin de siglo. Ya en 1936, el ensanche de
la calle Corrientes anunciaba que la calle angosta pasaría a ser una importante
avenida, y aunque las demoliciones se realizaban sobre la vereda norte de la
calle y no era necesario afectar al edificio del teatro, su propietario
Clemente Lococo aprovechó la oportunidad para construir el tercer y definitivo
Teatro Ópera.
En 2010 el Banco Citi compró por 3 años los derechos del
Teatro Ópera, y llevó adelante trabajos de restauración de fachada, interiores
y una nueva iluminación. A cambio, impuso el nombre Teatro Citi al edificio,
hecho que despertó el rechazo no solo de gran cantidad de vecinos, sino de
columnistas de diarios locales3 4 y fundaciones civiles.
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